El Nuevo Dia

LAS LUCHAS DE GOLDA Y LOS AVANCES CONTRA SU LEUCEMIA LINFOCÍTICA

Fernando Cabanillas, MD

Hace poco tuve la oportunidad de ver la película “Golda”, que recrea la historia de Golda Meir, la primera ministra de Israel a la que le tocó enfrentar la crisis desencadenada en 1973 por el sorpresivo ataque a su país por parte de Siria y del presidente de Egipto, Anwar el-Sadat. Este conflicto sería conocido como la Guerra del Yom Kippur, debido a su coincidencia con el día en que se observa el evento más sagrado en la religión judía.

Un detalle que me tomó por sorpresa, ya que lo desconocía, fue ver a Golda Meir fumando constantemente, encendiendo un cigarrillo tras otro. Hacia el final de la película la vemos tosiendo o quizás vomitando sangre. Naturalmente quedé convencido de que Golda había desarrollado cáncer de pulmón. Pues me equivoqué. Para mi gran sorpresa, después de investigar el tema a fondo, supe que había padecido una leucemia linfocítica crónica (LLC), la más común de todas las leucemias. Probablemente las plaquetas en la sangre le bajaron, causándole la hemorragia.

Desde 1969, Golda padecía de esa enfermedad y murió a causa de ella en 1978. Durante nueve años, luchó secretamente contra ese padecimiento. Lo curioso es que mantuvo su diagnóstico literalmente como un secreto de estado, y solo se reveló al público después de su muerte. Cuando ella acudía a sus citas médicas, lo hacía en el Hospital Hadassah de Jerusalén, pero a medianoche. ¿Cómo es posible que por espacio de nueve años nadie se enterara, fuera de su círculo médico? Para mí es simplemente increíble. Este es otro buen ejemplo de lo que acabo de discutir en mi columna anterior. La decisión de mantener su diagnóstico privado en este caso es justificable, ya que sus enemigos posiblemente se hubiesen aprovechado de esa vulnerabilidad. Golda solo vivió nueve años desde que fue diagnosticada con leucemia. Lo increíble es que murió a los 80 años, y me pregunto: ¿Cómo habría cambiado la historia mundial si su leucemia se hubiera manifestado en este momento, en lugar de hace 50 años? Veamos.

Esta clase de leucemia es un cáncer que comienza en los linfocitos, un tipo de glóbulos blancos. Los numerosos avances en el tratamiento de la enfermedad han transformado radicalmente su evolución. Lo que antes solía ser una sentencia de muerte, ahora es una afección altamente tratable y, en algunos casos, curable. La esperanza de vida de personas con LLC puede variar significativamente de acuerdo con varios factores, incluyendo la salud general del paciente y las características moleculares específicas de las células de esta leucemia. En la actualidad, con los avances en su tratamiento, muchas personas con esta enfermedad pueden tener una esperanza de vida casi normal.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que la LLC es una enfermedad heterogénea, lo que significa que afecta a las personas de manera diferente. Algunas pueden tener una variante de crecimiento muy lento, que no requiere tratamiento, y pueden vivir durante muchos años sin problemas de salud significativos. Otras pueden tener formas más agresivas de LLC, que requieren tratamiento inmediato.

En la época en que Golda Meir enfermó, los tratamientos para esa leucemia eran limitados y, a menudo, tenían efectos secundarios debilitantes. Hoy en día, los avances médicos han transformado el panorama del tratamiento de la leucemia. Los oncólogos disponemos de una gran variedad de opciones, incluyendo quimioterapia, radioterapia, terapia dirigida e inmunoterapia. Estos tratamientos pueden ser utilizados solos o en combinación.

Las células cancerosas en este tipo de leucemia a menudo tienen una cantidad excesiva de una proteína llamada BTK. Uno de los avances recientes consiste en el desarrollo de terapias dirigidas, usando inhibidores de BTK, los cuales han tenido resultados excelentes. En otras palabras, se han desarrollado varios inhibidores de esa proteína, como por ejemplo ibrutinib, acalabrutinib y zanubrutinib. Al hacerlo, interrumpen las señales moleculares que las células cancerosas necesitan para crecer y dividirse.

La BCL-2 es una proteína que ayuda a las células cancerosas a sobrevivir más tiempo de lo que deberían. Los inhibidores de BCL-2, como venetoclax, se unen a esa proteína y la bloquean, otro avance importante. Esto hace que las células cancerosas mueran.

La inmunoterapia con rituximab y obinutuzumab ha contribuido también al manejo de la leucemia linfocítica crónica. Una inmunoterapia nueva y experimental con células CAR-T ha demostrado ser muy prometedora.

Es importante que las personas con este tipo de leucemia trabajen en estrecha colaboración con su equipo médico, a fin de desarrollar un tratamiento personalizado basado en sus circunstancias específicas. Estos avances han mejorado significativamente las tasas de supervivencia y la calidad de vida. Sin embargo, aún queda mucho por hacer. Con ese fin, en algunas instituciones contamos con protocolos de investigación clínica que son vitales para desarrollar nuevos tratamientos y mejorar los existentes.

Detrás de su fachada de líder fuerte y decidida, Golda Meir luchó en secreto contra una enfermedad que, en aquel tiempo, tenía consecuencias mucho más graves que hoy día. También enfrentó un conflicto bélico con el sólido respaldo de Estados Unidos y de Henry Kissinger. En una escena de la película, Kissinger increpó a Golda y pronunció las siguientes palabras: “Recuerda, Golda, que en primer lugar soy americano; en segundo, soy Secretario de Estado; y en tercero, soy judío”. A esto Golda respondió: “Recuerda, Henry, que en el lenguaje hebreo escribimos y leemos de derecha a izquierda”. Esa anécdota es real. Golda Meir fue una figura histórica fuerte que dejó una huella indeleble en la historia de su país y del mundo, pero detrás de esa figura controvertida y atormentada todavía existía un sentido de humor perspicaz y astuto.

Cuatro años después de terminada la guerra del Yom Kippur, el parlamento israelí invitó a Anwar el-Sadat a una recepción en un gesto de paz, algo que ya había iniciado Golda y, en tono de broma, ella lo reprochó públicamente: “Siempre me has llamado vieja, ¿verdad?”. Sadat soltó una carcajada y dijo: “Sí, lo acepto. Realmente la llamaba vieja con frecuencia”. Da la casualidad de que, justo el día antes, Sadat se había convertido, por primera vez, en abuelo. Golda le respondió: “Señor presidente de Egipto… de una abuela a un abuelo, ¿puedo regalarle algo pequeño para su nieta…?” ¡Qué delicada y sutil venganza! Un año después, ella murió.

En Puerto Rico, necesitamos unas Goldas… igual de gentiles, simpáticas y chistosas, pero osadas y valientes. Dije Goldas. Recuerden que Amol se escribe con r… y Golda se escribe con l.

CONSEJOSSECCION DEAQUÍ CABECERA

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2023-10-01T07:00:00.0000000Z

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